domingo, 13 de abril de 2008

Discurso montonero en las historietas de Héctor Germán Oesterheld

ESCUELA DE CIENCIAS DE LA INFORMACIÓN
SEMINARIO OPTATIVO SOCIOLOGÍA DE LA HISTORIETA REALISTA
2008
Discurso montonero en las historietas de Héctor Germán Oesterheld.por Roberto von Sprecher
(2007) Discurso montonero en las historietas de Héctor Germán Oesterheld. N° 4 de la revista Astrolabio del Centro de Estudios Avanzados de la Universidad Nacional de Córdoba. Córdoba.


Héctor Germán Oesterheld, el guionista más importante en la historia de la historieta de Argentina y uno de los más destacados a nivel mundial, militó en sus últimos años de vida en la organización armada Montoneros. En este artículo, desde un marco teórico inspirado en Las Reglas del Arte de Pierre Bourdieu, rastreamos como fue variando el discurso del autor en relación al discurso de la Conducción de Montoneros. Nuestro corpus incluye las historietas El Eternauta primera parte (1957/59), El Eternauta segunda parte (1976/7), América Latina, 450 años de guerra (1973/4), La Guerra de los Antartes (1974), Camote (1975). Las tres últimas fueron guionadas para publicaciones relacionadas cercanamente, o pertenecientes, a Montoneros.

Marco histórico
Existe una extensa bibliografía, a la que remitimos sin que sea posible enumerarla en este brevísimo texto, sobre Perón, el peronismo, Montoneros y la relación entre ellos. Aquí apenas esbozaremos algunos datos que pueden orientar a lectores que desconozcan los hechos centrales.
Juan Domingo Perón fue dos veces electo Presidente entre 1946 y 1955, ese año fue derrocado por un golpe militar y se exilió, siendo él y el movimiento que orientara proscriptos hasta 1973. En 1956, durante la presidencia del General Aramburu se fusilaron, fuera del marco legal, a un grupo de militares y civiles, algunos de los cuales participaban de un levantamiento peronista contra la autodenominada Revolución Libertadora. En esos años se desarrolla la Resistencia Peronista.
Perón, en sus dos primeros mandatos, había construido una fuerte hegemonía con el apoyo de los sectores populares, a partir de una significativa mejora de la participación de los asalariados en la distribución de la renta, más numerosos beneficios materiales y simbólicos. En el período durante el cual se publicó la primera parte de El Eternauta se realizaron elecciones, en las cuales que el peronismo fue proscrito aunque apoyó a uno de los candidatos. Tampoco se le permitió participar en las elecciones de 1963, y cuando el gobierno civil de Illia autorizó a que participarán de –y ganaran- elecciones provinciales ellas fueron revocadas y poco después -1966- se derrocó el gobierno civil es derrocado. Durante el primer período de esa dictadura, conducido por el General Onganía, se clausuraron los partidos políticos y se persiguió a obreros e intelectuales progresistas, mientras aumentaba el poder de los sectores oligárquicos y transnacionales. En esos años se produjeron levantamientos populares y experiencias guerrilleras, en ese marco, el 29 de mayo de 1970, la aparición publica de Montoneros, que secuestró, juzgó y ejecutó al General Aramburu. Los guerrilleros se reconocieron como peronistas y socialistas y, alentados por el propio Perón, desde su exilio en Madrid, resultaron un elemento clave de presión para que en 1973 se realizaran elecciones de las que pudo participar y triunfar un candidato peronista –Campora-. Durante ese período Montoneros registró un enorme crecimiento cuantitativo y logró el apoyo de los sectores más progresistas del peronismo, incluyendo la Juventud Peronista. Sin embargo, con el regreso de Perón al país y su opción por los sectores más conservadores, comenzaron las diferencias entre el líder y Montoneros, culminando cuando, ante los reclamos por la derechización del gobierno, Perón los insultó en una concentración en Plaza de Mayo el Día del Trabajador de 1974 y procedieron a abandonar la misma. Fallecido Perón, un par de meses después, se acentuó la represión para-policial apoyada desde el gobierno y Montoneros optó por pasar a la clandestinidad. En esa instancia de militarización y verticalización perdió contactos con sus amplias bases populares y creció una guerra abierta con la derecha. Finalmente la dictadura militar, que se instaura el 24 de marzo de 1976, profundiza el terrorismo de Estado hasta prácticamente exterminar a los miembros de Montoneros que permanecieron en el país, la Conducción se exiló, y a gran parte de los sectores progresistas del país.

Héctor Germán Oesterheld
Héctor Oesterheld (1919-¿1978?), fue un creador clave en la producción cultural argentina, sus decisiones lo llevaron a abandonar su profesión de geólogo y a convertirse en un narrador de la industria cultural en distintos formatos, desde sus famosos guiones de historietas –Sargento Kirk, El Eternauta, Mort Cinder y un extenso
etc.-, a sus poco reconocidas obras literarias (sus volúmenes de Ernie Pike son, por lo menos, comparables a las narraciones de Hemingway sobre la guerra). De un destino social que le auguraba una carrera profesional destacada, o por lo menos una tarea dentro de la cultura culta (su primera publicación fue un cuento en el diario La Prensa), pasó a trabajar en un género considerado menor. Fue tomando decisiones que reconstruyeron su subjetividad y habitus, como sus apuestas en el espacio y en las luchas sociales. El socialista antiperonista de principios de los cincuenta se radicalizó durante los sesenta, como tantos argentinos en aquellos años de dictaduras y proscripciones. Su opción fue el peronismo revolucionario y en ello acompañó a sus cuatro hijas. En 1973 y 1974, como parte de la estructura de prensa de Montoneros, realizó para la revista El Descamisado, para el diario Noticias y luego para Evita Montonera. Le siguió su paso a la clandestinidad, aunque continuó escribiendo guiones para las editoriales Columba y Record, el asesinato o desaparición de sus cuatro hijas y su propia desaparición, el 27 de abril de 1977, al parecer en la ciudad de La Plata, al concurrir a una cita cantada a la cual, habría asistido en lugar de alguien con un cargo mayor en la organización Montoneros.
Considera Rafael Bielsa, en el Prólogo a Latinoamérica y el Imperialismo 450 años de guerra (2005), la recopilación de las historietas que Oesterheld guionara para El Descamisado: “Fuera de la ficción, Oesterheld también vivió la aventura más grande de todas: el ser un hombre fiel a sus convicciones. Fascinado por los movimientos políticos juveniles de las décadas del ’60 y ’70, tomó la decisión de comenzar a militar en pro de la constitución de un Gobierno Popular, objetivo que parecía cercano con la ansiada llegada de Perón en 1973. Agotada esta experiencia, Oesterheld –junto a sus hijas- tomó posturas más extremas y se integra definitivamente a Montoneros.”
Hoy puede suscitar asombro que Oesterheld tomara esas decisiones pasadas los cincuenta años, superando con creces la edad promedio de los militantes, pero era una decisión comprensible, que otros de su edad también tomaron. En todo caso hay que reconocer el coraje y la justicia de la causa: cambiar un orden social que era, y sigue siendo, injusto. Podemos interrogarnos sobre porqué continuó con esa lucha cuando ya no era posible el triunfo militar, porqué siguió en 1976/7 el absurdo diagnóstico de la dirección de Montoneros que suponía a la dictadura en retroceso y a la organización armada en avance. ¿Porqué se entregó al martirio final? Pero, tampoco fue el suyo un caso excepcional, ni la suya una decisión puramente individual, miles de argentinos tomaron decisiones similares, la opción “liberación o muerte” no era meramente una consigna.

En El Eternauta (57/59), en la lucha contra una invasión extraterrestre, se verifica uno de los modelos frecuentes en Oesterheld: el protagonismo grupal. Más allá de que Juan Salvo relate la historia, y de que El Eternauta sea el nombre de la historieta, desde el inicio no hay un héroe individual que supere a todos los demás. El protagonista es colectivo. Mientras los militares fracasan y lo reconocen, el universitario Favalli suma conocimiento científico, capacidad de análisis y un pesimismo no paralizante. Salvo tiene la motivación de salvar a su familia y desarrolla un sentido práctico adecuado a la situación combinando análisis e iniciativa y, por su parte, Franco –el obrero- suma a su espíritu de iniciativa –se podría leer como la resistencia peronista- un conocimiento no ortodoxo, prácticamente un saber popular. Los tres unidos por la solidaridad y la voluntad eran capaces de crear nuevas estrategias y de remontar situaciones adversas. Se podría interpretar como una alianza interclasista que anticipa la de Montoneros. Oesterheld, en sus lecturas posteriores a la conclusión de la primera parte, afirmaba que sin planearlo "Franco, el tornero... termina siendo más héroe que ninguno de los que iniciaron la historia".

¿Cómo se construye el enemigo en la primera parte de El Eternauta?: prima una especie de mirada antropológica. Dicha mirada implica un relativismo cultural que sirve para comprender al otro en los términos de su propia cultura, incluyendo a los enemigos. El enemigo central se diluye en su abstracción, el mal es condensado en los indefinidos Ellos y no encuentra explicación. En el esquema valorativo pre-montoneros de Oesterheld, en su mirada antropológica, el mal resulta inexplicable.

América Latina. 450 años de guerra
El modelo de las historietas tardías de Oesterheld es coherente con discursos sociales de notoria difusión y aceptación en el período que media entre la segunda versión de El Eternauta -1969- y la segunda parte -1976/7-. Podría ser hipotetizado como la proyección de una posición que planteaba la lucha armada como recurso para conquistar el socialismo. La versión montonera del futuro venturoso podía razonablemente justificar la verticalidad militarista, el acatamiento sin discusiones a los jefes iluminados (de los cuales el propio Perón habría sido un primer modelo, que la propia historieta llega a poner en cuestión), y el sacrificio de los combatientes cuando las circunstancias lo hicieran necesario.
De alguna manera esa es la versión que había escrito el propio Oesterheld en América Latina 450 años de guerra para El descamisado, la revista de la Juventud Peronista revolucionaria, episodios de la historia argentina dibujados por Leopoldo Durañona y publicados antes que la segunda parte de El Eternauta. Sigal y Verón van a dar un lugar muy importante a esta historieta en su análisis sobre los fundamentos discursivos del fenómeno peronista y la interpretan como un intento de fundar “la posición de verdad del enunciador” sobre la historia y, al mismo tiempo su lugar de verdad en ese momento. (1986: 183)
En 450 años de guerra lo subjetivo de los protagonistas desaparece, la historia como tendencia dominante se convierte en pura estructura y no puede ser más que pura estructura, en cuanto pretende enunciar una verdad (ver Sigal y Verón, 1986) que atraviesa los tiempos: “Desde las páginas de EL DESCAMISADO saldrá entonces nuestra verdadera historia. Cual fue la realidad de nuestro pasado y cual es la realidad de nuestro presente. Porque la historia del imperialismo es la historia del continente americano –la Patria Grande- y la historia de nuestra patria. Son 450 años de guerra. Sí, de guerra. Porque los pueblos avasallados por el invasor nunca se rindieron. Pusieron el pecho. Pelearon. Dieron la vida infinidad de veces en su combate por ser libres.” (En la introducción previa al primer episodio).

Que lo subjetivo desapareciera era coherente con la línea que fue profundizando Montoneros cuando se impusieron su clandestinidad y que tuvo un punto culminante en la Resolución N° 001/78, publicado por la Comandancia del Ejército Montonero, con el “objeto” de la “implementación y utilización de uniformes e insignias del Ejército Montonero y las milicias montoneras” (en Anguita y Caparros, 2004: 365y ss), evidencia del militarismo verticalista en que había caído la conducción y que se extremaría en el exilio. Durante este proceso, asimismo, la conducción se atribuiría el derecho al diagnóstico objetivo de la realidad, condenando todo posible individualismo y subjetivismo.
Esta primera historieta de la serie 450 años de lucha fue publicada el 24 de julio de 1973, cuando se acentuaba la pulseada entre las organizaciones revolucionarias –Montoneros, FAR, FAP-, Perón y la derecha del peronismo. En el discurso que pronunció Perón, luego del frustrado “contacto” del 20 de junio, dejó de lado la liberación y equipararó “reconstruir” con recuperación institucional. Sin embargo, al conectar el pasado con el presente Oesterheld sigue planteando la liberación como única opción valida: “Ojala brillara de verdad el inmarcesible sol de mayo de los discursos patrios, no estaríamos enfrentados hoy 150 años después a la alternativa de hierro: liberación a muerte” (“La tercera invasión inglesa”, 28 agosto, 1973).
En las historietas de Oesterheld y Durañona hay sólo dos episodios en se planteó una conexión más o menos explicita entre Perón y liberación, y nunca se planteó “Perón o muerte”, consigna que toman Sigal y Verón para titular su libro y que el guionista reemplazó por “liberación o muerte”.
Montoneros, y Oesterheld, se convencieron de que la única garantía para alcanzar la liberación, la patria socialista, pasaba por ellos y que Perón había dejado de ser un garante de ella. Planteamos aquí la hipótesis de que Oesterheld planteó crudamente las diferencias con Perón en la historieta, cuestión que era expresada mucho más sinuosamente, sin llegarse a una crítica directa, en el resto de la revista. En el episodio “El «17» de los Orilleros”, del cuatro de septiembre de 1973, a diecinueve días de las elecciones presidenciales, el guionista marca el alejamiento del camino de la liberación con la renuncia de Campora y el mayor poder que adquiere la derecha, y advierte: “El 25 de mayo de 1810 el pueblo impone su voluntad… para verla burlada enseguida. Tan igual al 25 de mayo de 1973, con el pueblo imponiendo la línea argentina, la línea justicialista. Línea castrada tan pronto por los burócratas y los entreguistas de siempre.”
Un par de meses después el diagnóstico, la denuncia y la advertencia, se aplican al mismo gobierno de Perón y a Perón. En el último bloque de texto de “La entrega del Uruguay” –noviembre 20, 1973- escribe:
“Pobres muertos de Ituzaingó, de Rincón, de Los Pozos, de tanto lugar glorioso. Caídos para que Inglaterra tenga el Estado tapón que quería. Desde ahora el imperio manejará a su antojo a los dos grandes países del sur. Como su heredero, los Estados Unidos siguen manejando hoy al Brasil. Y como pretenden manejarnos a nosotros, mediante la presión externa, la oligarquía cipayo y las burocracias traidoras que lograron encajar en el gobierno del pueblo”. (la bastardilla es nuestra)

Sigal y Verón consideran, al analizar las historietas –sin identificar al autor-, que plantean la lucha por la legitimidad de la Juventud Peronista revolucionaria en relación a Perón: “El relato nos va diciendo, década tras década, que la legitimidad entre la relación de la JP y el pueblo no puede ser discutida (…) porque la presencia de estos combatientes no tiene un comienzo: siempre han estado allí, contemporáneos del nacimiento de la patria, dejándose matar, resistiendo, obteniendo pasajeras victorias. La JP es simplemente un nuevo avatar, la reencarnación de aquellos que siempre defendieron al Pueblo-Patria y que supieron reconocer a quienes sabían conducir la lucha.” (1986: 183)

Según la hipótesis planteada lo que la revista exponía más encubiertamente en sus otras secciones y artículos, era explicito en el discurso de Oesterheld: o Perón optaba por ese Pueblo-Patria, que existe desde siempre, encarnado en la juventud revolucionaria, o la misma debería luchar por la liberación sin él.
En el contenido del último episodio, publicado el 24 de marzo de 1974, parece establecer un paralelismo con los Montoneros que son perseguidos y asesinados con la anuencia del presidido por Perón. Allí hace referencia a los escuadrones de Aquino, que pertenecían a las tropas de Urquiza y que al rebelarse contra el mismo por considerarlo un traidor son fusilados y colgados en los árboles de la residencia de Rosas: “Nunca soñaron morir fusilados, escarnecidos, mártires de una patria pisoteada…”

La guerra de los Antartes
El Descamisado fue clausurado y Oesterheld volvió a escribir una historia de ciencia-ficción para el diario Noticias, con el pseudónimo Francisco G. Vázquez y dibujo de Gustavo Trigo, en la cual Argentina y Latinoamérica eran invadidas por extraterrestres.
Mientras transcurría la publicación diaria de la historieta –que comenzó el 27 de febrero de 1974- se produjo la retirada de la tendencia revolucionaria de Plaza de Mayo luego de ser insultados por Perón y, al poco tiempo, la muerte del Presidente.
Hay claras relaciones entre la utopía que Oesterheld construye como supuesto futuro y la situación de montoneros: “Los Antartes llegaron justo ahora cuando estábamos realizando por fin el mundo nuevo… ¡Cuando por una vez cada hombre empezaba a ser enteramente un hombre!”. Los Antartes, los invasores, disparan contra la multitud reunida delante de Plaza de Mayo para resistir. Uno de los consejeros, miembros del gobierno colegiado surgido del propio pueblo y de sus luchadores, piensa: “Nuestras muertes son necesarias… ¡Será el comienzo de la resistencia!”
Como señala Pablo de Santis en la Introducción a la edición de Colihue, Oesterheld en La Guerra de los Antartes construye una utopía. La podemos leer como la utopía Montonera con el pueblo armado y un consejo gobernante que responde al reclamo popular sin dudar. También diseña una utopía global en la cual, por ejemplo, el Zaire aparece como un país desarrollado con la más sofisticada tecnología y gobernado por una mujer, existe una Gran Africa y Perú también es un país socialista y desarrollado. Pero, “EEUU (asesorado por monopolios internacionales) y Rusia pactan la entrega de Sudamérica”, como en la segunda versión de la primera parte de El Eternauta.
El escenario central de la historieta es caro al peronismo: la plaza de mayo. En ella se ha producido un “nuevo 17”, cuando se rechaza la invasión de los marines. Ante esa invasión fue el lugar de La resistencia, al que el pueblo concurre con banderas que todavía conservan los agujeros del enfrentamiento. Cuando concurren nuevamente a Plaza de Mayo también llevan las armas que tienen en sus hogares (las milicias populares armadas de Eva Perón, John William Cooke y Armando Cabo). El pueblo se autoconvoca armado. Mateo, uno de los protagonistas, de la edad del autor y padre de hijos e hijas militantes, piensa “Nuestra verdadera “casa” está aquí… nuestra verdadera casa son los compañeros”. El desplazamiento del hogar al espacio de la lucha colectiva constituido por los compañeros es importante en cuanto se contrapone al cómodo hogar de clase media de la primera parte de El Eternauta. La toma de decisión de Oesterheld significó romper con sus intereses de clase media y aliarse a las clases subalternas. Si la visión de Juan Salvo en la primera parte de El Eternauta era de dolor por lo perdido, sin embargo era un personaje meditativo y reflexivo, mientras que en La guerra… los protagonistas son personajes furiosos, arrojados a una lucha -en la que no importaba la propia vida- con una rabia no contenida contra enemigos extraterrestres y terrestres. El Oesterheld que comenzó a escribir El Eternauta, en 1957, en su chalecito, meditaba sobre el mundo a través de sus historias, el de 1975 es un Oesterheld que arremete furioso contra un estado de las cosas, dispuesto a cumplir con su propio cuerpo la consigna de liberación o muerte.
El diario Noticias fue clausurado, el 3 de agosto de 1974. Pero, antes del final le anunciaban a Mateo que una de sus hijas había sido secuestrada por los invasores… Las cuatro hijas de Oesterheld fueron asesinadas o desaparecieron en el transcurso de los tres años siguientes.

CAMOTE
Camote, con guión de Héctor Oesterheld (lógicamente, no aparecía su nombre) y un dibujante cuya identidad no pudimos determinar, fue una historieta dividida en seis entregas, de dos o tres páginas cada una, publicada entre junio/julio de 1975 en la revista clandestina Evita Montonera[1].
Camote, el nombre del protagonista, es un joven de una villa que se suma a Montoneros y que pasando a la clandestinidad deja su casa y el trabajo en una fábrica. En el único episodio publicado es ocultado en la casa de una humilde familia peronista. De nuevo aparece el tema de los compañeros como el verdadero hogar, el narrador se refiere a los sentimientos de Camote respecto de los miembros de la familia que lo han escondido: “…está tan a gusto. Don Anselmo, Doña Rosa, los pibes, Celina… ya son los suyos.” Por esos meses Oesterheld vivía situaciones parecidas, según el testimonio de Graciela Iturrauspe, en la película HGO, en noviembre de 1975, se ocultó en su domicilio con Marina, una de sus hijas, luego viviría en Benavides con Beatriz. En la misma película Enrique Breccia afirma que “se estaba escondiendo donde podía”. El argumento de los compañeros o el pueblo como la verdadera familia no era original de Oesterheld, era uno de los recursos de la organización para que los militantes pudieran justificar el abandono de sus familias sanguíneas.
En la resolución del único episodio de Camote la mirada antropológica del primer Oesterheld se quiebra, el modelo que ofrece ahora es la venganza presentada como justicia popular. El padre de la familia que le ha dado refugio enfrenta a la burocracia sindical en su fabrica, al vandorismo, como resultado de ello primero es golpeado y herido, y –como insiste en su postura- luego es asesinado. Camote y dos compañeros de trabajo del muerto, emboscan a Fugazetti el líder de la burocracia, y lo matan a balazos. Al final Camote se despide de Celina, que era quien le había conseguido refugio en la casa de su padre, y queda un final abierto, en la clandestinidad.

El Eternauta segunda parte(1976/1977)
Los primeros meses de 1976 Oesterheld trabajaba en Prensa del Partido Auténtico[2] con Paco Urondo, Enrique Walker y Pirí Lugones preparando el períodico Informaciones, cuyo único número apareció el 24 de marzo de 1976, el mismo día en que comienza la dictadura militar y se profundiza el terrorismo de Estado (Esquivada, 2004: 109).
Ese año Oesterheld comienza la segunda parte de El Eternauta que se publicará desde diciembre de 1976 hasta abril de 1978 –un año después de su desaparición- en Skorpio, una revista de historietas que se vendía en casi todos los kioscos.
Oesterheld será el personaje-narrador durante las 204 páginas de la historia en la cual pide a los otros personajes que lo llamen Germán -su segundo nombre y su nombre de guerra en Montoneros. Desde esa perspectiva da una nueva vuelta de tuerca a El Eternauta. El hecho de que Juan Salvo, que de hecho deja de ser Juan Salvo para convertirse definitivamente en El Eternauta, no narre la historia -como sucedía en la primera parte, tras la introducción del guionista- marca un distanciamiento del personaje suprahumano.
La historia no parte del retrato de la cotidianeidad reconocible como se hacía en la primera parte. La irrupción que se realiza no es sobre la vida diaria, la vida corriente, sino sobre la excepcionalidad de el Eternauta, que es arrancado de su deambular eterno para ser transportado a una época posterior a la historia que había co-protagonizado. En todo caso, la cotidianeidad que es interrumpida, en la que irrumpe la aventura, es la de Oesterheld -el guionista-. Pero se trata de una vuelta de tuerca sobre la irrupción de el Eternauta diecinueve años -reales- antes, al materializarse en su estudio.
Más de doscientos años después de la historia que vivieran Juan, Favalli, Franco y demás, sobreviven parte de los invasores y descendientes de los invadidos. En un "fuerte", ubicado donde estuviera el cementerio de la Recoleta pero que no puede dejar de pensarse como la Casa Rosada (un juego con gobierno y cementerio), un Ello comanda a un grupo de manos y zarpos, unos híbridos creados por ellos, de gran fuerza, semejantes a cavernicolas (tampoco es difícil equipararlos a los parapoliciales y al terrorismo de Estado). El Ello mantiene controlados a los "pobladores de las cuevas" que resultan una pintura idealizada del pueblo peronista, son descendientes de seres humanos que no fueron convertidos en hombres robots ni afectados por la radiación atómica, justamente. El Ello -nunca mostrado- permite sobrevivir a los pobladores de las cuevas a cambio de tributos. Los habitantes de la barranca del río han desarrollado una civilización de supervivencia, son aguerridos guerreros, solidarios, pero sin capacidad tecnológica para poder enfrentar al Ello y a sus servidores. Han obtenido información sobre cómo era la vida en la tierra antes de la invasión, pero no sobre la invasión misma. Parecieran estar en condiciones ideales para recibir un Mesías.

Al momento en que aparecen los "extranjeros del tiempo" el Ello que sobreviviera a la invasión narrada en la primera parte, está terminando de construir una nave para abandonar la tierra. Necesita "plasma" para crear el combustible para la partida y exige -como tributo- que los hombres de las cuevas le entreguen un elevado número de jóvenes para ser utilizados y sacrificados en la preparación del combustible. Esta historia se publica en el momento en que miles de jóvenes eran asesinados por el terrorismo de Estado.

¿Qué posibilidad tenían entonces el grupo de "extranjeros del tiempo" que ya habían sido derrotados en la primera parte, para lograr detener a los invasores? Los capitales, los poderes, de Juan Salvo se han modificado. Ahora posee poderes extrasensoriales, puede percibir la llegada del enemigo con anticipación, o la presencia de estos, su fuerza física ha adquirido proporciones extraordinarias. Como él mismo narra a Germán, sin poder explicárselo "...veo un aparato y ya sé como funciona." Ha adquirido los poderes necesarios para tener posibilidades de enfrentar al invasor. No hay explicación sobre ello.
Germán observa la drástica mutación de la identidad de Juan, que lo convierte en superior y distinto a todos los demás: “los únicos iguales son los enemigos, los «Ellos»." El Eternauta ha adquirido poderes para funcionar en la historia como un vanguardista iluminado que siempre tiene la razón y a quien no queda otra posibilidad que seguir. Emite órdenes y exige que los demás obedezcan. Germán es arrastrado y utilizado por el Eternauta en sus planes, la mayoría de las veces sin recibir explicaciones sobre por qué tiene que hacer lo que hará... ¿Es ese el tipo de relación que Osterheld, en su militancia, aceptó de la cúpula de Montoneros? Todo indica que sí.
El cambio más radical en la modelización de valores entre la primera y la segunda parte lo constituye la relación medios-fines que argumenta y aplica el Eternauta. En varios de los enfrentamientos, Salvo no trata de evitar la muerte de sus aliados en función de un cálculo sobre la necesidad de que perecieran para lograr el triunfo: "Pero su sacrificio no será en vano... ¡Gracias a ellos podemos luchar contra el fuerte! ¿Qué importan unas cuantas vidas?"
Germán es quien testifica el accionar sin miramiento del Eternauta. Pero sólo en algunas ocasiones se pregunta sobre el sentido de su accionar. Lo sigue, lo secunda y lo obedece: “...somos como perros tras el amo, ni idea tenemos de sus propósitos."
Finalmente el Eternauta deja que mueran Elena y Martita –su esposa e hija-, al priorizar la defensa del lugar donde se encontraban más personas. El leit-motiv de su deambular por el tiempo y el espacio lo había constituido la búsqueda de su esposa e hija; las sacrifica, luego, en miras de un cálculo racional de medios y fines.
Es difícil imaginar cómo hubiera continuado Oesterheld la historia después de que en las últimas páginas Germán es trasladado en el tiempo a una plaza en el año 1976, y pasa a su lado el Eternauta que dice al observar que Germán se levanta y lo sigue: "Sabía que vendrías, Germán... Te necesito."

Observamos que Germán reflexionaba que los únicos que eran iguales al Eternauta eran los Ellos. Consideramos que en esta observación se sintetiza el aparente vuelco radical de la modelización que ofrece Juan Salvo en relación a la primera parte. Sin embargo los comentarios y observaciones de Germán, devenido co-protagonista y relator de toda la historia, no permiten que el modelo, cierre y funcione como tal: "Vencimos, sí... pero a qué precio".
Podríamos hipotetizar que existe una tensión entre la positivización y la negativización del modelo del Eternauta vanguardista iluminado, donde no importan los medios y sí exclusivamente el fin. En la tensión entre las acciones de Salvo convertido en suprahumano y las observaciones del relator la modelización queda irresuelta.

Es difícil determinar un modelo de sociedad planteado en forma directa, en El Eternauta. En todo caso, existen el modelo de la situación pre-nevada en la primera parte, y el de la reconstrucción realizada por los pobladores de las cuevas, después de la derrota de los Ellos en la segunda parte. El modelo de la conclusión es la versión del socialismo montonero con el progreso basado en la industrialización.
El cierre está dado por las dudas y reflexiones del Héctor Germán Oesterheld personaje de la segunda parte de El Eternauta, pero que es también el Héctor Germán Oesterheld de carne y hueso que escribe la historia ya clandestino, que se permite dudar sobre el sentido del triunfo por el costo de vidas que ha tenido.

BIBLIOGRAFIA:
Anguita, E. y Caparrós, M. (2004) La voluntad. Una historia de la militancia revolucionaria en la Argentina 1973-1976. Grupo Editorial Norma. Buenos Aires. Tres volúmenes.
Bailo, Victor y Stefanello, Daniel (1998) H.G.O. Film
Bourdieu, P. (1995) Las reglas del arte. Génesis y estructura del campo literario. Anagrama. Barcelona.
Esquivada, G. (2004) El diario Noticias. Los montoneros en la prensa argentina. Ediciones de Periodismo y Comunicación. Facultad de Periodismo y Comunicación Social. Universidad Nacional de La Plata. La Plata.
Grupo La Bañadera del Comic (2005) Oesterheld. En primera persona. HGO, Su vida y Su obra. Volumen Uno. Ediciones La Bañadera del Comic. Buenos Aires.

Oesterheld, H. y Trigo, G. (1998) La guerra de los Antartes. Colección Narrativa Dibujada. Colihue. Buenos Aires. (Recopila las tiras publicadas en el diario Noticias).
(2004) Latinoamérica y el imperialismo 450 años de guerra. Doeyo y Viniegra Editores. Buenos Aires. (Recopila las historietas guionadas por Oesterheld para El Descamisado)
Sigal, S. y Verón, E. (1986) Perón o muerte. Los fundamentos discursivos del fenómeno peronista. Legasa. Buenos Aires.
Trillo, C. y Saccomanno, G. (1980) Historia de la Historieta Argentina. Ediciones Record. Buenos Aires.

RESUMEN ESPAÑOL
Las historietas de Héctor Germán Oesterheld son unos relatos excepcionales para aproximarnos a la comprensión la radicalización de amplios sectores de la población a fines de los sesenta y comienzos de los setenta, como también para visualizar algunos aspectos de la relación de Montoneros con Perón. En las historietas que Oesterheld escribió para las revistas de Montoneros explicitaba las diferencias con Perón que en otros lugares eran planteadas sinuosamente. Así expone que sí Perón no optaba por la juventud revolucionaria, la misma debería luchar por la liberación sin él, y responsabiliza a su gobierno del asesinato de los revolucionarios.
El cambio más radical en la modelización de valores entre la primera y la segunda parte de El Eternauta lo constituye la relación medios-fines. En la segunda parte, publicada para una editorial comercial, existe una tensión entre la positivización y la negativización del modelo del Eternauta vanguardista iluminado –la conducción montonera-, al que no importan los medios y sí exclusivamente el fin. Oesterheld protagonista y relator de la historieta se permite dudar sobre el sentido del triunfo dado el costo de vidas que ha tenido.

RESUMEN INGLES
Héctor Germán Oesterheld’s comics are exceptional to approximate us to the understanding of the radicalization of ample sectors of the argentina population at the lates 60’s and at the beginnings of the 70’s, are excepcional also for visualizing some aspects of the relation of Montoneros- Perón. In the comics that Oesterheld wrote for the Montoneros’s publications it specified the differences with Perón that in other places were raised windingly. Thus he exposes that if Perón did not decide to fight together to the revolutionary sector, this sector would have to fight by the liberation without him, and makes Perón government’s responsible of the murder of the revolutionaries that were ocurring then.
The most radical change in the modelización of values between the first and second part of El Eternauta constitutes the relation mean-aims. In the second part, published in a comercial comic-book, exist a tension between the positivización and the negativización of the model of the illuminated vanguardista Eternauta – like the montoneros conduction-, to who do not concern means and pointed out exclusively the aim. Oesterheld, protagonist and relator of the comic, doubt on the sense of the given triumph considering the cost of lives that it has had.
PALABRAS CLAVES
Historietas (comics) Discurso (discourse) Oesterheld (Idem)
Montoneros (Idem) Perón (idem)
[1] Pudimos acceder a originales o fotocopias de Evita Montonera en CeDINci, Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierda en Argentina, en la Ciudad de Buenos Aires. A ellos agradecemos por el acceso a este material tan difícil de encontrar. www.cedinci.org

[2] El Partido Auténtico fue un intento de recuperar un espacio público de los sectores revolucionarios para contrarrestar los efectos del pase a la clandestinidad de Montoneros.

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