martes, 3 de abril de 2012

HAY ALGUNOS DATOS PARA PENSAR SOBRE LO NUEVO Y LO VIEJO EN EL CAMPO DE LA HISTORIETA


http://laduendes.blogspot.com.ar/2011/09/entrevista-hugo-pratt-primera-parte.html

martes 27 de septiembre de 2011


Entrevista: Hugo Pratt (primera parte)

VIAJE PERMANENTE A LA AVENTURA
(Entrevista a Hugo Pratt)
Por Germán Cáceres


Hugo Pratt
Nació cerca de Venecia, en una playa al lado de Rímini, el 15 de junio de 1927. Es uno de los grandes historietistas de todos los tiempos.
A los veintitrés años arriba a la Argentina contratado por el Sindicato Surameris y comienza una etapa artística plena de realizaciones. Junto al guionista Oesterheld plasma series antológicas reconocidas internacionalmente: Sargento Kirk (1953), Ticonderoga Flint (1952) y Ernie Pieke (1957) son las principales.
Luego también se hace narrador y entrega historietas como Ann y Dan (1959), Wheeling (1962) y Capitán Cormorant (1962).
Después de vivir casi quince años entre nosotros parte para Italia (tras un período en Londres y Brasil, y regreso a la Argentina), donde en 1967 estrena La balada del mar salado. En ella aparece su célebre personaje Corto Maltés –que se independiza en 1970-, una de las obras cumbres de este arte, en el cual la aventura es un valor ético desbordante de poesía. Su grafismo peculiar –ese manejo del pincel, de la aguada y de las manchas de tinta –resulta inconfundible y ha dejado escuela.
(Falleció el 20/8/1995).


El Corto Maltés
Germán Cáceres: El programa cultural Italiana 86 comprende óperas, conciertos, cine, teatro, conferencias, danza, exposiciones de pintura y su muestra hisorietística. ¿No piensa que ello significa un merecido reconocimiento del prestigio de la historieta?
Hugo Pratt: Me parece justo que sea así. Porque está siempre latente el prejuicio –que más bien es ignorancia- de que la historieta es un arte menor. Se presume que habría un arte mayor. Pero éste ¿en qué consiste? Porque es muy difícil dar una definición del arte. El arte o es una intuición pura de la realidad o es comunicación. Y si es comunicación, la historieta entonces es arte. No me defino como artista, sino como artesano, a la manera del pintor renacentista que cuenta con colaboradores. La historieta es ante todo una disciplina, un gran medio laboral. Trabaja no sólo el dibujante, sino el colorista, el que hace el lettering, el responsable de la composición tipográfica, el guionista. Me pregunto: ¿quién inventó esta subvaloración de la historieta? ¿Los críticos, la cultura oficial, el periodismo, la opinión de cierta clase social?


Corto Maltés en Las Helvéticas.
G.C.: ¿No cree que este desprecio hacia la historieta se origina en el hecho de que grupos academicistas se defienden de las nuevas expresiones artísticas que ponen en peligro su poder cultural?
H.P.: Eso lo explican con elocuencia las cifras de venta. De un solo personaje como Tintín, de Hergé, se editaron ciento ochenta millones de libros desde su aparición en 1929. Por ejemplo, la primera edición de Blueberry, de Moebius, consta de ochenta mil ejemplares. ¿Qué puede decir sobre estos números la cultura oficial? Se calla, no le conviene hablar, porque: ¿alcanza estos tirajes alguno de los escritores de la proclamada literatura mayor?



Ernie Pike, con guión de Oesterheld, en edición española.
G.C.: La cultura oficial que Ud. menciona afirma que la historieta es para la masa.
H.P.: Quiere decir que para la mentalidad de esa cultura aristocratizante la masa es más estúpida que los cuatro mil lectores de un libro selecto. ¿Es que no hay que escuchar a la masa y sí a la minoría que frecuenta novelas que recibieron el premio Goncourt?
Yo prefiero tener a mi favor cinco millones de lectores y no cuatro o cinco críticos literarios que me impugnan porque soy historietista. Me importa un bledo lo que opinan estos sujetos, porque a ellos, ¿quién los lee?



G. C.: Por suerte hay ciertos críticos como Umberto Eco que valorizaron la historieta.
H.P.: Por supuesto; es el caso de Gillo Dorflles que elogió mi obra, y de Romero Brest que llegó considerarme más un pintor que un dibujante de historietas. No dudo que abundan los críticos honestos y serios, pero a mí me interesa el público.


Tres libros dedicados a obras de Pratt, editados por Record.
G.C.: Cambiando de tema, ¿Ud. está trabajando ahora con Milo Manara?
H.P.: Milo Manara es todo un creador que dibuja y escribe. Me pidió -¡vaya saber por qué!- un guión sobre la colonización de América. Era un tema que hacía tiempo rondaba por mi cabeza y deseaba dibujar, pero como me estoy poniendo viejo y tengo poco tiempo, escribí el guión y Manara lo dibujó muy bien. Tal vez haya pensado que yo conocía mejor que él la problemática del indio americano. La historieta se llamó Todo empezó con un verano indio y me demandó leer, o más precisamente visitar, unos sesenta libros.


Cató Zulú, en La Carvana de los Boers.
G.C.: ¿Y qué puede contarnos de su experiencia con el color?
H.P.: Amo la pintura y he incursionado en ella. Pero opto por hacer lo que conozco, o sea dibujar historietas. Cuando surge la necesidad de colorearlas, en lugar de restarle dedicación al dibujo recurro a un colorista. En esta tarea descuellan las mujeres: son más hábiles que el hombre. Porque la historieta no admite contrastes violentos, sino combinaciones tenues, suaves, como la técnica del pastel. Patricia Zanotti, quien con Guido Fuga dirige esta muestra, es una excelente colorista y ha colaborado conmigo. Pero ella es una auténtica creadora y no dudo que pronto abandonará la coloración por el dibujo.

Ticonderoga
G.C.: Ud. vivió muchos años en la Argentina, donde dibujó hermosas historietas como Sargento Kirk, Ernie Pike, Wheeling, Capitán Cormorant y Ticonderoga Flint. ¿Su formación artística es argentina?
H.P.: Lo que desarrollé en este país fue la madurez; mi formación es anterior. Empieza en Venecia cuando tenía cinco o seis años y prosigue en Etiopía, donde abrevé en la pintura copta, cuyas imágenes poseen semejanza con la historieta.


Ann y Dan, en edición de editorial Record.
G.C.: ¿A qué edad estuvo en Etiopía?
H.P
.: Entre los diez y los dieciséis años.
G.C.: ¿Allí estudió dibujo?
H.P
.: Nunca estudié dibujo, si por ello se entiende copiar yesos. No creo ser un buen dibujante; lo mío es habilidad para narrar o si quiere para acompañar los diálogos. Soy mejor dialoguista que dibujante.

Corto Maltés en Fabula de Venecia.


Entrevista: Hugo Pratt (segunda parte)
V

VIAJE PERMANENTE A LA AVENTURA

(Entrevista a Hugo Pratt)
Por Germán Cáceres


Hugo Pratt
Germán Cáceres.: Ud. es un gran dibujante, pero de historietas, que es una especialidad. Como por ejemplo Chester Gould, el de Dick Tracy.

Hugo Pratt.: Narraba con maestría, pero yo prefiero a Will Gould, que no tiene nada que ver con el autor de Dick Tracy. El trazo de Will es más dinámico y lanzó en los años treinta la tira policial Red Barry. Will Gould fue el artista que más me impactó.


Corto Maltés en Las linternas Rojas, en revista Skorpio.
G.C.: Suponía que habían sido Noel Sikles y Milton Caniff. La obra de Will Gould no es muy conocida.

H.P.: Admito que Will Gould es un historietista poco difundido, pero fue mi verdadero maestro. Por supuesto que también Caniff con Terry y los piratas influyó en mi estilo, y además considero que es el más grande dibujante de historietas.


Páginas de Ticonderoga, con guión de Oesterheld.
G.C.: ¿Qué opina de la historieta contemporánea?

H.P.: La encuentro arrogante, pretenciosa y desordenada. Los dibujantes se olvidan de que son artesanos y pretenden ostentar sus virtudes gráficas: se sienten Rafael y los guionistas Dante. Después las revistas se hunden y desaparecen porque no agradan al público. El guión tiene que contar algo en forma comprensible, y los dibujos deben ser sencillos, simples, eficaces para que el diálogo y la narración funcionen. Si no se obtienen cuadros como los de Harold Foster, ante los cuales el lector se detenía a contemplar soberbios frescos acerca del mundo medieval y pasaba por alto el relato.


Tapas de ediciones españolas de Corto Maltés.
G.C.: ¿Quiere decir que la historieta se ha sofisticado?

H.P.: La sofisticación desemboca en modas pasajeras; lo popular es más permanente. Sabemos que la burguesía cambia constantemente de moda: el pueblo permanece más fiel a determinadas pautas. Sin embargo, es indiscutible el acervo cultural de la burguesía porque ha tenido oportunidad de estudiar y de pagar información. Habría que realizar una mezcla de ambas: la burguesía debería aportar la invención y el pueblo la fuerza. Yo lo he intentado trabajando sobre mis intuiciones ocho horas diarias como si fuera un obrero: así nació Corto Maltés.


Dibujo realizado por Pratt con motivo de la Guerra de Malvinas, en 1982.
G.C.: ¿Qué vínculo observa entre historieta y política? Le formulo esta pregunta porque numerosos analistas de los medios de comunicación juzgan la historieta como herramienta manipuladora de la opinión pública.

H.P.: A cada individuo le corresponde decidir si hay algún mensaje en la historieta que lee. Siempre es un discurso de un autor con su lector. Nadie tiene que entrometerse e indicarle al público sus lecturas.

Yo tengo mi conciencia y quiero establecer una comunicación con los lectores a través de mi dibujo. No soy fascista, ni comunista, ni liberal. No me agrada ninguna ideología. Deseo ser un hombre libre, simplemente un libertario. Y aclaro que aspiro a concretar un producto comercial. A mí me interesa el dinero y no el lirismo, aunque trata de transmitir poesía en mis historietas. Si uno está bien pago va a elaborar cosas de superior calidad.


Corto Maltés en La casa dorada de Samarcanda, en revista Skorpio.
G.C.: ¿Qué le parece la historieta argentina actual?

H.P: Para mi gusto personal, no me satisfacen estas historietas para adultos en las que abundan el sexo y el esperma. Son asuntos íntimos, privados, que no necesitan ser explicados a nadie. No descarto mi ingenuidad, pero yo gozo introduciéndome en el mundo de la imaginación, de la fantasía y el ensueño; un mundo de mares, gaviotas, veleros y aventuras.


El Sargento Kirk como publicidad en editorial Record

G.C.: Siguiendo con la Argentina, se comenta que Ud. es admirador de Roberto Arlt.

H.P.: En efecto; hay autores que escriben mejor, pero Arlt reflejó la desolación de personajes urbanos como Erdosain, el Astrólogo y el Rufián Melancólico. Me interesa más que Borges, quien es el arquetipo del escritor refinado y culto. Claro que escribe con estupenda calidad, pero me da la impresión de que me está transmitiendo su versación libresca. En cambio, Arlt representa las durezas de la vida de ciudad. Obras como Los siete locos, Los lanzallamas, El juguete rabioso y El amor brujo son inolvidables. Sus Aguafuertes porteñas me atraen menos.


Asalto al fuerte
G.C.: Para concluir este reportaje, ¿cómo resumiría su opinión acerca de la historieta?

H.P.: ¡Ni sé de lo que hablé!...Me encanta imaginarme que Ud. y yo somos la proyección del pensamiento de un hado, o que fuimos invitados a participar del sueño de alguien y mañana éste despierta y no nos reconoce porque pertenecemos a pedazos de sueños de otros...¿Y si mañana me despierto y descubro que soy un empleado de catastro en Viena que soñaba que era un dibujante? Me divierten estas reflexiones y proyecto volcarlas en una historieta.



Foto de Pratt en Patagonia y viñetas de Sundance Kid en Patagonia, en el episodio Tango, de Corto Maltés.
G.G.: ¿Lo que Ud. reivindica es la aventura de la imaginación?

H.P.: La aventura forma parte del patrimonio humano. Es hija de la imaginación y deriva de advenire: lo que ha de venir, la búsqueda de algo diferente. Depende de la educación de cada uno. Yo soy un privilegiado: nací en una ciudad fascinante como Venecia, mi adolescencia transcurrió en Etiopía, he alcanzado en la Argentina mi madurez, conocí los tiempos duros en Francia, y ahora comienzo a gozar mi vejez. No puedo quejarme, mi vida ha sido lindísima: llena de aportes, de ensueños, de ilusiones. La veo como un fluir dorado, y a mi trabajo como la posibilidad de espaciar, de hacer ida y vuelta, de viajar y acceder a un universo mágico. Cuando paso un momento difícil abro cualquier puerta de la fantasía y voy al encuentro de una historia maravillosa: es un regalo enorme que me sido dado. Quizás sea un sueño del que nunca despertaré.


Dos páginas de Ernie Pike, con guión de Oesterheld

Para leer la primera parte
Nota: esta entrevista fue publicada originalmente en Charlando con Superman, de Germán Cáceres (Editorial Fraterna, Buenos Aires, 1988, 224 páginas)

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