sábado, 22 de julio de 2017

MATERIAL ANEXO: La historieta con finalidad periodística


Comparto el trabajo de evaluación de ayudantía de Alejandra Meriles (2016). La autora agradece la lectura de I. Lomsacov y S. Gago. Otra ruta de acceso al texto es este link.




La historieta con finalidad periodística
Alejandra Meriles

RESUMEN: Este es un registro de mi exposición sobre la historieta con finalidad periodística (también llamada comic periodismo, comic reportaje, historieta periodística, periodismo en comic). Aquí, aclaro el temario, la conexión entre los contenidos desarrollados, el origen bibliográfico cuando corresponda, el vínculo con mi línea de trabajo preeliminar, el recurso a algunos procedimientos de intención pedagógica, y algunas nuevas preguntas para continuar indagando el tema.

PALABRAS CLAVE: investigación en comunicación – comic periodismo – Joe Sacco – memoria


1. Objetivos
La exposición en clase tuvo como objetivo presentar a la historieta con finalidad periodística de un modo acorde a la metodología taller del seminario. Por eso descarté una exposición totalmente teórica, y partí de un conjunto de referencias a historietas que pertenecerían a este nuevo género, y a otras con las que compartirían algunas características[1]. Establecida esta pequeña imaginería común, rescaté esas particularidades compartidas resaltando su capacidad narrativa. De este modo, los ejemplos podían ser percibidos en continuidad con las historietas que los estudiantes podían haber leido (en diarios, revistas, internet), así como con el trabajo que ellos estaban desarrollando en el marco del seminario.
Luego, proseguí con una breve historia del lugar (físico y simbólico) de la historieta en la prensa gráfica argentina (de Sasturain, 1995). Mencioné una variedad de formatos con los que el lenguaje historietístico sirve para informar, para hacer reír, para hacer pensar, etc.. Con esto pretendía diferenciar las intenciones con las que se ampara al dibujo que narra (ambigüo, sin un sentido claro) en un medio de comunicación masivo. Amparo con restricciones, claro, que Joe Sacco, competente en ambos campos, logró aprovechar para producir relatos de calidad investigativa sin disminuir la atención por la forma, sin que el relato sea funcional ni a la intención periodística, ni al polo expresivo del autor. Por eso, a continuación, incluí un repaso a su trayectoria, e hice circular en el aula copias de uno de sus comic reportajes.
Finalmente, propuse una serie de categorías provenientes de la teoría del periodismo interpretativo (Gargurevich, 1982) para el análisis del valor noticioso de este tipo de trabajos.
Si bien sabemos que la definición de un género está en lucha, contínuamente, entre los agentes que participan del campo en cuestión (von Sprecher, 2009), mi apuesta es la de no subsumir el comic periodismo ni al campo periodístico ni al historietístico. Cierta prudencia metodológica me lleva a cuidar este espacio de intersección, a evitar hablar de propiedades y, por ende, límites de lo legítimo y de lo consagratorio. En primer lugar, porque sería muy difícil demarcar un estado del campo para un análisis sociológico riguroso (¿hay, ya, un público específico ávido de comic periodismo?, ¿cómo distinguir a sus productores?, ¿hay editoriales especializadas, hay un circuito productivo?, ¿de qué tamaño es la red que se configura?, ¿cuáles instrumentos de medición serían adecuados?) y, en segundo lugar, porque mi propuesta de definición apunta a la comunicación masiva deseable y posible a través de este nuevo género, a las capacidades del lenguaje historietístico para narrar, y apenas he desarrollado este enfoque en trabajos anteriores (en Meriles, 2011 y 2015). Que sirva, entonces, esto, como registro y diagnóstico.


2. Una imaginería común
El conjunto de referencias común estuvo compuesto de ejemplos de historietas con finalidad periodística (Barbarie de Jesús Cossio, el detrás de la obra de Joe Sacco desde un comic reportaje al autor), de historietas de no ficción (Maus de Art Spiegelman, Camino a Auschwitz de Marcos Vergara y Julián Gorodischer), de historietas históricas con finalidad educativa (proyecto Aquí Mismo) y de historietas autobiográficas (Eres mi madre? de Alison Bechdel, proyecto Historietas Reales, McKosher de Brian Janchez). Así mismo, durante la exposición, circularon ejemplares de McKosher y Shloishim (ambos de B. Janchez), Barbarie, Camino a Auschwitz y copias de un reportaje en historieta de Sacco titulado “Drina” (de Reportajes, 2012).
En este seminario los alumnos tienen que hacer historietas cumpliendo sólo un par de características formales[2], por esto, el foco está en la resolución y adaptación del contenido. Como en ediciones de años anteriores, es usual el recurso a la autobiografía, al relato de sí que muestre una cotidianeidad en su absurdo o en su quiebre (plots frecuentes). Parto, entonces, de esta simpatía a comunicar pequeños relatos para introducir al proyecto de Historietas Reales[3], a la exposición de experiencias personales, de un modo no hermético, y con algún grado (cabe descubrirlo en cada serie) de ficcionalidad. McKosher[4], por ejemplo, relata las vivencias del autor trabajando en un McDonald’s kosher: esa es una excepción cotidianizada, una curiosidad para los lectores no familiarizados con la cultura judía, y que incluso podría adquirir un valor documental.
En el mismo marco cultural, Shloishim, en cambio, narra experiencias difíciles como el duelo por el fin de la infancia y por el fallecimiento del padre del autor. Precisamente el vínculo paternal y maternal también es explorado en, respectivamente, Maus y Eres mi madre?. Allí se revela la vulnerabilidad de los autores devenidos personajes ante la influencia del lazo familiar que, a pesar de haber sido construído conflictivamente, deja marcas imborrables. Para Bechdel, si bien la confección del libro le brindó un efecto terapéutico: “me costó mucho trabajo encontrar el tipo de narración adecuado, que hiciera del relato una experiencia transformadora sin caer en el dramatismo” (Rodrigo, 2012)[5]. Este vector comunicacional, esta intención de pensar en los lectores y en el efecto que podría causar más allá de la esfera privada, es lo que hace de Maus, también, un relato de restitución de una verdad histórica. Al respecto del Pulitzer Especial que Spiegelman recibió en 1992 por esta obra, comenta: “pensé que era una una forma de decirme que no podía competir en los juegos olímpicos normales”[6]. Con su usual afección por la polémica, Spiegelman nota que con esta distinción se fortalece la distancia entre los registros de supuestos hechos objetivos del periodismo, y los registros fieles (en algún grado) a hechos con gran carga subjetiva. Carga, sostengo, que no los despoja de una objetividad que es posible informar.
Quizás, el problema de la objetividad sea el principal punto conflictivo en la integración del comic periodismo al cuerpo del diario (Meriles, 2015). No son suficientes garantías el estilo realista en el dibujo y/o en la narración, ni el valor noticioso de su contenido (valor de novedad y verdad por fin develada). La reticencia o el desconocimiento de las empresas mediáticas impulsa la creación de soportes e intervenciones calculadas. Así, el proyecto de historietas históricas Aquí Mismo, que recupera actores y acontecimientos “olvidados”[7] por la historiografía oficial, ha organizado un circuito de producción y difusión propio que incluye a historietistas, a estudiantes de escuelas de dibujo, a profesores de historia, y a una editorial de historietas uruguaya (ya que los integrantes del proyecto residen en una región santafecina colindante al río –Villa Constitución-, y uno de sus objetivos primordiales consiste en reconstruir las micro historias locales). Por su parte, algunas de las historietas que conforman Camino a Auschwitz fueron publicadas en revistas periodísticas on line (como Brando y Anfibia[8]), y la recopilación en formato de libro estuvo a cargo de una editorial no especializada en historietas (Planeta), esto, gracias a la trayectoria periodística del guionista Julián Gorodischer[9].
Sacco afirma que la ficción sirve para enlazar los hechos aislados, los puntos problemáticos que necesitan ser clarificados en relación a otros (en Carrión y Forniés, 2016). En sus reportajes sobre el accionar de la guerrilla y del Estado en Perú, Cossio admite que “el conflicto fue tan complejo que no se puede hablar de dos partes”, como se podría hacer desde una narrativa bélica clásica. Debe evitarse, entonces, uniformar al pasado en memorias parciales institucionalizadas, y procurar la diversidad de memorias que sirvan para entender al presente y enfrentar al negacionismo[10].
Quizás por sus antecedentes en la cultura del entretenimiento, la historieta con intención periodística logra evidenciar esa distancia que señalaba Spiegelman, ese momento en que la reconstrucción de una realidad (representada o ficcionalizada) cobra una dimensión política, o periodística en los términos de Sacco (Carrión y Forniés, 2016):



3. Un lenguaje común

3.1. Breve historia del lugar de la historieta en el diario argentino
Pienso en la disposición a la lectura de la historieta con finalidad periodística, y en su integración al cuerpo del diario argentino (el que, desde hace algunos años, se ha transformado, abandonando al tamaño sábana y recuperando un diseño editorial amable, una respuesta a las nuevas condiciones de lectura en las que prevalecen los contenidos web). Entendiendo que el soporte significa, ¿qué lugar le ha adjudicado la prensa gráfica a la historieta? Respondo resumiendo a Sasturain (1995):


1920 / Continuando con el éxito de la mirada crítica y ácida de The Yellow Kid (serie que apareció durante 1895-98 en el diario de Joseph Pulitzer, New York World), las primeras tiras cómicas aparecen en el diario Crónica a principios del siglo XX. Mantienen un formato estandarizado, un estilo de dibujo caricaturesco, recurre a ganchos de la vida cotidiana, utiliza un lenguaje coloquial, y su finalidad es predominantemente cómica.

1930-40 / Se divulga un orden en las contratapas: dos tiras en dos filas, más un chiste en una viñeta, con función editorialística, en otra sección del diario (Opinión o Editorial). Esto sucede en La Nación, La Razón y La Prensa. También, cabe destacar la influencia de la revista Caras y Caretas, especializada en la opinión y la crítica sociopolítica, cuyo recurso a la caricatura y al grotesco, promueve al exceso como estilo de dibujo para comunicar de forma más directa. En ambos casos, a pesar del lugar destacado del dibujo, aún no se reconoce a los autores (en firmas, o estilos).

1950 / La Razón le destina una página completa a las tiras de Lino Palacio, Divito y Oski (entre otros). Son tiras que hacen gala de un “humor blanco y despolitizado” (p244), dramatizaciones de la vida cotidiana, con tramas realistas pero sin, por ej, fondo, sin contexto. Siendo el contexto, el fondo, la particularización del espacio ocupado, el elemento que editorializa, que ubica a los personajes, y les dá una posición.

1964 / El éxito de Mafalda se describe en una trayectoria meteórica: pasa de publicarse en un diario (Primera Plana) a una revista (Siete Días), y luego, a libros recopilatorios. Si bien, desde su inicio Mafalda comparte con Peanuts los lineamientos del formato family strip (tiras familiares), luego muta hacia el kid strip (tira infantil) ya que, así, los personajes principales conservan su mentalidad infantil, sincera y desacomplejada, y se distinguen de las mentiras blancas y las definiciones ambigüas de los adultos. Sasturain señala que la fortísima relación con los lectores se debió a procedimientos de identificación, complicidad y personalización. También nota que, a diferencia de otras tiras, Mafalda no se queda en el mundo del chiste, en su mundo ficcional, sino que observa y comenta las demás partes del diario (economía, política, arte, etc.).

1973-75 / Aún bajo el examen de la censura, la contratapa de Clarín cobra el valor de “la otra tapa”, con tiras que referencian muy claramente a la realidad, al conflictivo contexto sociopolítico de dictadura. Además, se nacionaliza el contenido, fortaleciendo la diferenciación de estilos autorales argentinos como los de Fontanarrosa, Caloi, Tabaré y Dobal.

1980 / Se afianza la veta costumbrista (y los máximos niveles de identificación) con El loco Chávez de C. Trillo y H. Altuna. Sasturain considera que “la cotidianeidad se convierte en un espectáculo sin el prexteto de la intriga, en una verdadera conquista narrativa: la circunstancia compartida de autor, lector y personaje como tema de una tira realista” (p248, cursivas del autor). El marco de las aventuras de Chávez son sus condiciones de trabajo como periodista bonaerense, así que se le podría reconocer algún grado del meta-periodismo, a su vez, característico de la obra de Sacco. (Este no es un señalamiento de influencias históricas, sino un antecedente que se podría explotar como parte de la disposición de lectura de la historieta en el diario).

Para completar esta línea de tiempo, sólo menciono como característica de un periodo posterior, a la popularidad de la tira Macanudo en La Nación, que ha posicionado a Liniers como referente de un estilo historietístico ingenuo, surrealista en algunos casos, que vira al absurdo, a la pequeña trama, y a la fantasía. Por supuesto, hay excepciones, pero que no son suficientes para modificar estas expectativas del gran público.
También es interesante el rol editorialista de la viñeta de Daniel Paz, incluida en las tapas de Página12. Un formato de balloon o chiste unitario que Sasturain ha caracterizado como antecedente o influencia para las historietas periodísticas (1995: 248), debido al quiebre de la ilusión de la historia de ficción, autocontenida, cuando el personaje dibujado mira hacia la 4ta pared, es decir, cuando los ojos del personaje atraviesan la página y se dirigen al rostro del lector.


3.2. El modelo Joe Sacco
Durante la primer clase del seminario, alguien preguntó si el dibujante y el guionista eran ambos historietistas, o si se llamaba con ese nombre sólo a los dibujantes. Esta es una de las particularidades del campo de la historieta: el autor puede ser un individuo o un ensamblaje de guionista más dibujante o, como en el mainstream de la industria norteamericana, guionista más dibujante, más rotulador, más colorista, etc. En los reportajes en historieta que he logrado reunir, encontré distintas modalidades autorales, aunque, la modélica sea la de autor integral, difundida por Joe Sacco.
Sacco nació en 1960 en Malta, luego se mudó a Australia y posteriormente a Oregon (USA), donde empezó a dibujar comics de estilo ácido, satírico y político, bajo las influencias de Gilbert Shelton y Bill Griffith. En 1989 terminó una historieta sobre la guerra de Vietnam, que nunca publicó. Se tituló en Periodismo, no consiguió trabajo de ello, así que regresó a Malta y se dedicó a escribir guías turísticas de la región. También, allí publicó una historieta humorística con trama romántica, en maltés. Luego regresó a USA y fundó una revista de humor, de la que fue editor y productor Con este recorrido en su haber, ingresó a la editorial Fantagraphics como editor de noticias y, poco tiempo después, como autor (con “Yahoo!”, en una revista).
El proyecto de crónicas bélicas con formato de historieta se inicia con su residencia en Palestina, de 1993 a 1995, en 9 reportajes que aparecen en el diario The Guardian. Luego, de 1995 a 1996 replica este método de investigación y producción en Bosnia, aunque reemplaza la residencia con viajes cortos.
Este primer corpus es muy importante, rico, potente. No sólo debido al protagonismo de las historias de la guerra, difíciles, complejas, desgarradas por el sin-sentido y el desamparo, sino porque, también, gracias al propósito de narrar con claridad, Sacco exploró la diversdad de recursos historietísticos, propició su convergencia en pos de la comunicabilidad.
Por su trabajo en Palestina, en 1996 Sacco recibe el American Book Award. En el prólogo (consagratorio y legitimatorio del género) que le escribió Edward Said, este resalta el enfoque cuasi antropológico desde la 1era persona, es decir: el autor es el personaje que describe sin dejar de lado a su subjetividad. Al contrario, es este preciosismo, este ojo por el detalle que sea símbolo de la dura vida cotidiana palestina, esta capacidad de condensar la historia, la que sirve como reivindicación informativa de las penosas condiciones de vida. Por esto considera que “Con la excepción de uno o dos novelistas y poetas, nadie nunca ha reproducido este terrible estado de las cosas mejor que Joe Sacco” (Sacco, 2002: iii). En su cruzada por la difusión del conflicto palestino-israelí, Said busca una reivindicación, y la encuentra en el realismo autobiográfico “en términos humanos” (Sacco, 2002: v) de Sacco, es decir, en su testimonio.


3.3. Propuesta de criterios de análisis
El comic periodismo vincula a dos géneros textuales ya híbridos, a dos tipos discursivos que integran, a su vez, a otras dos variedades: el periodismo interpretativo (en el reportaje hay información y opinión) y la historieta (su lenguaje relaciona a imágenes con palabras o grafías). ¿Cuáles criterios, entonces, serían los adecuados para describir este modo peculiar de narrar una historia de no ficción? ¿Cómo exponer su valor periodístico, o reconocer su intención comunicativa?
En un primer momento, identificando a la noticia y a su tratamiento a través de las 6W o 6Q: qué, quién, cómo, cuándo, dónde, y por qué. La narración trama a estos elementos imponiéndole una coherencia, convirtiendo al mero listado informativo en historia. La presencia de estos lazos, en la historieta, puede llegar a ser muy sutil, como, por ejemplo, en la reproducción históricamente fidedigna de la vestimenta de ciertos soldados[11]. El historietista realiza una documentación previa que excede a los parámetros periodísticos y quizás sea, diré junto a Said (Sacco, 2002: iii) “antropológica”, o imaginaria (en sentido cultural). Los fragmentos (inserción de reproducciones a documentos legales, citas a entrevistas previas, flashbacks reconstruídos, onomatopeyas, silencios, viñetas mudas, viñetas de una página, mapas, etc.), sintetizan y permiten cierres en cada página y, además, un cierre final (algunos de los reportajes de Sacco suelen tener sólo 6 páginas).
En un segundo momento, y fortaleciendo su aspecto narrativo, se pueden identificar en la historieta con finalidad periodística algunos dispositivos del feature story (según Fraser Bond, en Gargurevich, 1982) que sirven para para provocar una respuesta afectiva en el lector: la incertidumbre sostenida (el final es imprevisto), la dramatización de los acontecimientos (en caricaturas y en la integración de testimonios), la descripción profunda o psicológica de los personajes (con efectos humorísticos), y un final fuerte y efectista (desafiando los efectos humorísticos, irónicos, realistas). Estos recursos tienen su origen en las teorías sobre la novela, y son, apenas, una muestra de la apertura que el género periodístico es capaz de habilitar con tal de sobrevivir[12].


4. Convergencia: ¿cómo garantizar la comunicación masiva?
La simplicidad de la lectura de historietas o su facilidad para comunicar contenidos, han sido teorizadas muchas veces. Empero, no es una característica fácil de explicar. Esta disposición específica actualiza, cada vez, con cada página, un orden visual de lectura. Los ojos leen siguiendo un zigzag de izquierda a derecha (la llamada “regla de la z”), y ratifican el encantamiento (o pacto de lectura) con la página, por la cual el lector que podría leer la última viñeta antes que, en el orden descripto, la primera, no lo hace. El lector encantado lee de la manera correcta.
Creo que muchas de las historietas que he mencionado satisfacen una expectativa moderna de lectura, es decir, de historias con un inicio, un conflicto y una resolución, encadenadas de una manera más o menos lineal, distinguiendo claramente las jerarquías de personajes, recurriendo (incluso) a intertextualidades con otros géneros mediáticos (tv, cine, internet, telefonía celular), en fin, evitando la experimentación o el malentendido. Es lo usual si el propósito es comunicativo, pero no deja de ser un detalle resaltable al momento de detallar la convergencia de recursos narrativos historietísticos en cada caso.
La inteligibilidad de la historieta se pone a prueba con cada serie que alcanza el éxito de mercado, es decir, el éxito comunicativo. ¿Cuál es la receta para garantizar la comunicación masiva? ¿Cómo comunica la historieta? ¿Cómo se instruye al productor de comic reportajes para lidiar con los propósitos artísticos y periodísticos, de expresión y de comunicación, sin deslizarse totalmente hacia uno u otro?
Sacco confiesa que “tal vez, sobre todo, me importan las historias” (Carrión y Forniés, 2016), y por eso, este recorrido por las historias posibles de narrar, exploró a la aubiografía desde sus niveles más individuales a más colectivos, aún contra la demanda de objetividad periodística. Las variantes se despegaron del ámbito privado, hacia su impacto en el ámbito público. Esta es una potencialidad que me permite considerar al comic periodismo como uno de los probables puentes para la construcción comunitaria, o la comprensión intersubjetiva (Meriles, 2011), y para, como le dice Sacco a un aspirante, la renovación y continuidad del género periodístico:



BIBLIOGRAFÍA
_Carrión, Jorge y Forniés, Sagar (2016) “Entrevista a Joe Sacco”, en suplemento Culturas del diario español La Vanguardia, publicado 24-09-2014, acceso 05-03-2016, en https://es.scribd.com/doc/241255679/Entrevista-a-Joe-Sacco-en-el-Cultura-s
_Gargurevich, Juan (1982) “Capítulo III. La crónica periodística”, en Géneros periodísticos. Quito: Editorial Belén.
_Meriles, Alejandra (2011) “Experiencia y reflexividad en el comic-periodismo de Joe Sacco”, ponencia en Congreso Nuevos Paradigmas en las Artes, la Ciencia y el Conocimiento, en Escuela de Artes, FFyH, UNC, 27-29/octubre.
_Meriles, Alejandra (2015). “Identidades colectivas en el comic periodismo de Joe Sacco: los protagonistas dentro y fuera de cuadro”, ponencia en el Congreso Universitario de Historietas, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad Nacional de La Plata, 12-13/noviembre.
_Rodrigo, Inés Martín (2012) “La novela gráfica como terapia familiar”, entrevista a Alison Bechdel, en suplemento Cultura, diario ABC, 18-09-2012. Consulta en línea, http://www.abc.es/20120915/cultura-libros/abci-alison-bechdel-201209101347.html 
_Sacco, Joe (2002) Palestina. Barcelona: Planeta-de-Agostini.
_Sasturain, Juan (1995) El domicilio de la aventura. Buenos Aires: Ediciones Colihué.
_von Sprecher, Roberto (2009) “Desarrollo del campo de la historieta argentina. Entre la dependencia y la autonomía”, en Diálogos de la comunicación, n78, enero-julio. Acceso 2013, en http://dialogosfelafacs.net/wp-content/uploads/2015/78/78-revista-dialogos-desarrollo-del-campo-de-la-historieta-argentina.pdf



[1] Referencias publicadas previamente en el blog de la cátedra, http://seminariohistorieta.blogspot.com.ar/2016/04/historieta-con-finalidad-periodistica.html
[2] Se aprueba el seminario con una carpeta que reúna 30 cuadritos o viñetas, distribuídos en la cantidad de hojas que cada alumno decida. Viñetas que pueden continuar una misma historia, distintas historias de tamaño variable, historias de un cuadrito, etc.
[5] En la misma entrevista, reflexionó: “Más que una memoria gráfica, creo que es una metamemoria”.
[6] Extraído del perfil de Art Spiegelman en el programa Cultura.21, de la tv alemana DW, 8-10-2012. Consultado en https://youtu.be/UZhaJXX6HPA.
[7] En una entrevista a su coordinador en “Grageas de la historia argentina en historietas Aquí Mismo”, suplemento especial n158 “Fundación Villa Constitución”, diario El Sur, 12-02-2016. Consultado en http://aquimismohistoria.blogspot.com.ar/2016/02/suplemento-especial-158-fundacion-villa.html. En esa ocasión, también publicaron historietas del proyecto.
[8] En http://www.conexionbrando.com/1714317-las-hermanas-del-holocausto. Lamentablemente, tras el re-diseño del sitio de Anfibia, no he logrado re-localizar la sección de comic reportajes que, anteriormente, se alojaban en www.revistaanfibia.com/comics/?p=1, e incluían a “El secuestro de Eichman” de Gorodischer y Vergara, “Gabo: el nobel que escribía al manejar” de Oscar Pantoja y Miguel Bustos, e “Indignados en Río” de Gorodischer y Zalazar.
[9] Según comentó el autor durante la presentación del libro, en el marco de las actividades de la Feria del Libro de Córdoba 2016.
[10] Todo esto, en una entrevista amateur publicada en https://youtu.be/rpU-x-XeTfw (03-02-212).  Se puede acceder a una de las historias que se incluyen en Barbarie, en  el sitio del autor, http://jesuscossiocomics.blogspot.com.ar/2013/01/episodio-matanza-de-accomarca-paginas.html.
[11] Un detalle que mencionó Gorodischer en la ya mencionada charla: le asombró el cuidado documental de Vergara al dibujar detalles (arquitectura, vestimenta, vegetación, etc.).
[12] En otro lugar, al contrario, exploré algunos obstáculos o reticencias a la apertura (Meriles, 2015).


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